"Se trabaja la arcilla para hacer vasijas y en el vacío que crea reside su utilidad.
Se abren puertas y ventanas en las paredes que resultan útiles por los huecos que crean.
Del vacío surge el sentido, de la forma el poder."
Lao Zi. Tao te king
Cada vez que encaramos un programa de enseñanza, nos enfrentamos a la dialéctica entre las técnicas y su función, entre lo formal y los contenidos, y ésta es probablemente la cuestión crucial en la reflexión que debe acompañar al trabajo de todo profesor. Aunque en el caso del Tai Chi Chuan es general la aceptación de que las técnicas no son más que herramientas al servicio de "otra cosa", no por ello resulta más sencilla de resolver esta cuestión. Simplificando y resumiendo las dos posiciones extremas en que se traduce la falta de acierto al enfocarla, en un lado están los que ponen todo el énfasis en la técnica sin entrar en el contexto en que se trabaja ni en su función. Estos temas serían cuestiones "filosóficas" que corresponden a otros, a los "Maestros" quizá. Cuando esto ocurre y se extrema, tendemos a la acumulación de técnicas o a un énfasis estéril en el perfeccionismo formal (lo cuantitativo no tiene límites y el perfeccionismo es por sí mismo irrealizable, insaciable). Utilizando las imágenes de Lao Zi son los obsesionados en que la vasija sea perfecta o las ventanas y puertas extremadamente labradas sin preocuparse de si la vasija es para transportar un perfume o se trata de un depósito de agua, o si esa ventana está orientada al sur o al norte, si hace frío o calor en la casa, si la puerta sirve para personas o para carros... Situaciones absurdas en las que no caeríamos al tratar con objetos y en las que se cae reiteradamente en niveles más sutiles. Sencillamente, no deberíamos olvidar que todo practicante no tiene otro objeto que la maestría, y todo profesor es un maestro que no debe eludir la cuestión del sentido.
En el otro extremo, y con efectos no menos desastrosos, está quien desdeña lo formal en nombre de la "profundidad" por miedo quizá a confrontar su práctica o enseñanza a los aspectos más obvios y explícitos. Los que dicen que la arcilla no es necesaria ya que "el vacío es suficiente" y "de él está todo lleno". ¿Nos imaginamos un vendedor de vasijas que te cobra por darte las manos vacías ya que "el vacío es lo que va a contener el líquido"? Esta tomadura de pelo se traduce a veces como "profundidad" en el caso del Tai Chi Chuan, y de otras muchas disciplinas de "desarrollo personal", y el mundo está lleno de mercaderes de nada que te venden "la esencia". Más aún, con frecuencia nos permitimos recurrir a tópicos sublimes ante la falta de competencia o solvencia con lo que de hecho estamos tratando. Sin llegar a estos extremos -que por cierto se dan-, cuando se descuidan los aspectos técnicos o didácticos, es toda la enseñanza la que tiende a diluirse hasta volverse irreconocible, y la superficialidad y la confusión son los efectos evidentes en estas situaciones.